La espiritualidad inuit

 

El sistema de creencias tradicional de los inuit se basa en la existencia de un mundo natural o visible y un mundo sobrenatural o invisible, centrados en los animales, la caza y las relaciones con la Tierra. De esta forma podríamos decir que el inuit plantea una peculiar forma de creencia «animista», según la cual el mundo es visto como el conteniendo de un gran número de entidades espirituales, algunas de las cuales son asociadas con seres materiales, como animales u objetos inanimados, mientras que otros no tienen forma visible material. Algunas de estas entidades no visibles son más poderosas y significativas para la humanidad que los elementos visibles, y la mitología inuit nos habla muchos de ellas. Del mismo modo, los yupik creen en la existencia de dos mundos diferentes: el visible y el invisible. Ambos mundos ocupaban el mismo espacio físico, aunque los espíritus del segundo rara vez pueden ser contemplados por los habitantes del primero. Los espíritus bondadosos o «mishtapeuat» residen en el «Tshishtashkamuk» o el mundo espiritua similar al mundo de los inuit, ya que tiene lagos, montañas, y vegetación. Según las creencias tradicionales de los inuit, su pueblo habitó una vez ese mundo de los espíritus, pero fue inundado y ahora viven en el mundo que conocemos, que no es más que una isla conectada al mundo de los espíritus por un puente de tierra. La frontera entre los dos no suele ser muy permeable, aunque en los momentos de transición, con los nacimientos, muertes y la pubertad, se hace algo más transparente. En estas ocasiones, es esencial la armonía o «tunghat» que se alcanzaba con los rituales adecuados. Según la espiritualidad inuit, todos los objetos, animados o inanimados, tenían su espíritu, o «yuas», con forma humana. En el pasado todos los animales tenían la cualidad de transmutarse según su voluntad.

     Con respecto a la estructura del Cosmos, para estos pueblos aborígenes del Ártico, el Universo se compone de muchas capas diferentes mantenidas en un frágil equilibrio. Las acciones imprudentes de la gente podían ofender a los espíritus y romper este equilibrio. El resultado podía ser la enfermedad, la falta de caza o las tormentas. Por lo tanto, una parte fundamental del entrenamiento consistía en aprender a tener un comportamiento correcto. Por otro lado, debemos de tener presente que para los inuit, no sólo los seres humanos están dotados de conciencia, sino también todos los elementos de la naturaleza. Estos aborígenes viven en un mundo consciente y allí donde vayan están entre los espíritus de sus antepasados, así como los de animales, plantas, colinas, vientos, lagos y ríos. De este modo, su sentido de lo sagrado se centra en una naturaleza práctica, no en la idealización de deidades y la racionalización teológica. El pragmatismo es la base de sus planteamientos sagrados. Teniendo en cuenta esta concepción, podemos entender que para los inuit una de las preocupaciones principales es el mantenimiento de la armonía en su propio ambiente y en esto nos recuerda la espiritualidad planteada por los aborígenes australianos. La gente inuit tiene muchos tabúes, rituales, y ceremonias para respetar y la practicar que significan el mantenimiento y el respeto hacia una orientación armoniosa ecológica. El respeto es, por lo tanto, un elemento clave para la espiritualidad inuit; es un pilar para el mantenimiento de buenas relaciones con el mundo de losespíritus, y con los elementos naturales (los animales, el agua), así como con los elementos físicos. Los cazadores pueden obtener la cooperación de los animales que son su presa, mediante el respeto mostrado a los restos, como huesos u otros elementos, colocando ofrendas o llevando ropas pintadas con símbolos especiales. Si los animales no son atendidos y no se sienten respetados, pueden ofenderse y no colaborar con los inuit. Así, matar sin causan alguna, es considerada un crimen atroz y el castigo suele ser el destierro. Como sucede con los aborígenes australianos, la gente inuit fue advertida para que nunca hiciese el mal o abusase de los animales. Según las creencias de los inuit, cuando se desprecia la vida de un animal y se le mata sin sentido, éste ya no regresa de nuevo a la Tierra, ya que la falta de respeto mostrada haríaque los espíritus no volviesen a nacer y renovar su vida otra vez. Así es cómo la cultura inuit explica que ciertas plantas y ciertos animales se hayan extinguido en la Tierra, y muchos otros estén en vías de extinción. Por otro lado, también se esculpen pequeñas figuras en madera de playa, hueso o marfil morsa, figuras que representan animales y que pretenden obtener las cualidades del ser representado. Estos materiales también son empleados para confeccionar máscaras ceremoniales, algunas de tamaño tan reducido que se llevan en los dedos de las mujeres durante las danzas rituales.

     A modo de resumen, podemos establecer algunos puntos principales de la espiritualidad inuit, que posiblemente nos recuerden a otros pueblos nativos de otros continentes como los indios americanos, los aborígenes australianos o, incluso, los indígenas africanos. En primer lugar, los aborígenes han construido estas tradiciones sobre un sistema de creencias «animista» prehistórico, ya que, como hemos apuntado anteriormente, se basa en la consideración de que el Mundo de la Naturaleza está poblado por numerosos seres espirituales, asociados principalmente con los animales y las fuerzas de naturaleza. Por otro lado, tiene una base «chamanística», según la cual, la influencia en ese mundo natural de los espíritus puede lograse gracias a la ayuda de expertos en rituales, es decir, de los chamanes, que eran hombres y mujeres, que también tenían habilidades para establecer contacto directo con entidades sobrenaturales. También podemos apuntar como un rasgo principal en el sistema de creencias inuit, la integración de la espiritualidad dentro de actividades diarias, como la caza, y dentro de su vida en el contacto directo con el ambiente natural. En este sentido, para el inuit el ser humano, está integrado dentro de la Naturaleza y no es un elemento que permanezca al margen de ésta. Esto supone la asunción de que la humanidad, la tierra y los animales están unidos no sólo físicamente, sino también ética y espiritualmente, ya que todos forman parte del mismo universo moral. Un último rasgo de la espiritualidad inuit podría ser el mantenimiento de las tradiciones espirituales del pasado como fuentes de inspiración en la formación de las expresiones actuales de identidad étnica, en el contexto de sociedad moderna, multi-cultural del Ártico.

     Sin embrago, debemos de aclarar que estas creencias tradicionales de las poblaciones inuit se mantienen en mayor o menor grado en la actualidad, dependiendo muchas veces del nivel de dependencia o de vinculación de las poblaciones con la caza o con actividades de supervivencia. La observancia y la creencia varían de una comunidad, de una familia o de un individuo a otro, y se siguen practicando algunas ceremonias. Asimismo, los inuit tienen sus especialistas en el conocimiento espiritual y tradiciones, por lo cual no todos los miembros de la comunidad tienen el mismo grado de conocimiento de los principios de la espiritualidad esquimal.

La figura del Chamán

      Como hemos apuntado en el apartado anterior de este trabajo, para la gente inuit, la cultura, la sabiduría y la vida están interrelacionadas, de modo que la espiritualidad impregna cualquier aspecto de sus vivencias. Para poder sobrevivir en este medio tan hostil, han tenido que desarrollar toda una serie de estrategias de supervivencia y normas de convivencia, entre ellas el mantenimiento del equilibrio y el respeto hacia el mundo natural y el mundo espiritual. Si esto no fuera así, posiblemente no pod

rían sobrevivir. Para ayudarlos a alcanzar este equilibrio, estos pueblos han desarrollado una visión metafísica de la naturaleza, donde la armonía con el espacio es un elemento fundamental para sobrevivir.

     El sistema aborigen espiritual es descrito como chamanístico debido al papel fundamental desempeñado por los chamanes, llamados «angakut», que consiguen mediar con fuerzas espirituales para que propicien el éxito en la caza o recuperen la armonía con el mundo natural y espiritual.

     Los chamanes son especialistas en este tipo de religión considerada «animista», según la cual el mundo está habitado por muchos seres espirituales. Estos chamanes inuit son hombres que van más allá del conocimiento humano y, como tales, son capaces de comunicarse con la naturaleza y con el mundo sobrenatural, de forma que gracias a ellos se podría lograr un mayor equilibrio. Los chamanes tenían el don de percibir las voces de la naturaleza y por intuición descifrar los mensajes que eran transmitidos a través de los mitos, los tabúes, los rituales y la ceremonias u otras formas de acontecimientos extraordinarios. Estos individuos sabios y especiales podían viajar libremente en el mundo «no visto» o sobrenatural, y, a menudo, regresaban con canciones nuevas, tabúes, rituales o ceremonias para mostraralas al resto. Los amuletos también fueron elementos muy empleados por los chamanes; a menudo consistían en partes de animal o pedazos de creaciones terrenales. A menudo, los chamanes llevaban el amuleto o el bolso de medicina como un collar o bien cosido en algún sitio sobre la parka.

     Estos sabios chamanes tenían experiencias con espíritus a los que sólo ellos podían ver y, a veces, estos espíritus bondadosos, que viven en otro mundo y que son llamados «mishtapeuat», ayudaban a los chamanes a comunicarse con el mundo sobrenatural. El chamán solía ser un curandero que trataba los síntomas físicos, psicológicos y espirituales de sus pacientes, ya que con sus cualidades especiales podía adivinar la causa de la falta de salud o la poca suerte en la caza. Según el sistema de creencias inuit, cuando las ofensas de las personas desequilibraban el Universo, el chamán podía volar al mundo de los espíritus y servir de mediador con ellos, con el fin de restablecer la armonía. Los chamanes y los ancianos eran los encargados del ciclo ceremonial. Además, existían cuatro fiestas al año: la fiesta de las Preguntas ( Petugtaq), la de los Difuntos (MeFF’aq), la de la Vejiga (Nakaduq) y la de la Invitación (Kelek-lka’aF).

     Respecto a la obtención de información sobre el mundo de los espíritus y de los animales, la adivinación es una de las vías utilizadas por los inuit para realizar sus averiguaciones. En cualquier caso, el ritual que se seguía tradicionalmente debía de desarrollarse en secreto, participando solamente los miembros de la comunidad aborigen. Otro método empleado, era la inducción de un estado de trance mediante el cual los cazadores podían conseguir alguna información. Por otro lado, para los inuit, los sueños eran y son una fuente vital de información más o menos veraz sobre el futuro. Las comunicaciones del mundo espiritual también vienen, aunque de una forma algo embrollada, de una figura llamada «Matshishkapeu», que intenta comunicarse con los inuit, aunque no hable muy bien la lengua inuit. Sin embargo, no debemos olvidar que, si bien es cierto que todos los cazadores tienen algún poder espiritual, los chamanes tienen más poder porque ellos tienen el acceso directo al mundo sobrenatural.

     Podemos concluir señalando que la importancia de la figura del chamán radica principalmente en su papel de intermediario entre mundo físico y ordinario y el mundo de los espíritus, ya que mediante sus ceremonias rituales y cantos son capaces de convocar a los espíritus y hablar su lengua especial.

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