Poemas de Li Po

 

un ermitaño practicante de ch’an
nos ofrece un vino de esmeralda

un sabio ha sabido extraer la esencia
de una cosecha de piedras finas

esta constelación de detalles se llama sorpresa
escenario techado por lotos azules

este vacío resuelve un anhelo eterno
bajo extendidas miradas de luna risueña

un río de adioses y bienvenidos
tu cuerpo es la transformación en sí

suelta la hoja seca de lo necesario
cabalga devota un viento en luto

las mariposas crean dentro de sí
un dolor parecido a la sabiduría…

Retrato de Li Po (Joseph Robertson)

 

En la hora en que el alba asoma por Oriente

se oyen en la taberna unas voces que gritan:

“Levantaos, camaradas, y llenad vuestras copas,

pues ya se agita el dulce vino de la existencia”.

***

El vino

Si al cielo no le gustase el vino,

no habría en el cielo la estrella del vino.

Si a la tierra no le gustase el vino,

no habría en la tierra fuentes de vino.

Puesto que al cielo y a la tierra les gusta el vino,

amarlo no debe avergonzarnos.

Se dice que el candor iguala a la sabiduría,

se dice que el candor iguala a la sabiduría,

se dice que son iguales el sabio y el rústico.

¿Para qué buscar entonces a los espíritus inmortales?

Después de tres copas descubrimos la virtud total,

después de un litro, retornamos a la amable naturaleza.

Mas ¡ay!, la perfección que alcanzamos ebrios,

desaparece a nuestro despertar.

*** 

Ante el vino de mi copa

El viento viene del Este

en un palanquín de seda.

Riza el vino de mi copa

el viento de primavera.

Bajo la lluvia de pétalos

de las ramas desprendidos,

como las rosas abiertas

está tu rostro en el vino.

¿Has pensado cuantos años

las glicinas, los almendros,

florecerán tras tus rejas

iluminando tus sueños?

Es hora, niña, que dances

el sol camina al ocaso;

la tarde se va, en la noche,

la juventud, en los años.

La vida, niña algún día

blanqueará nuestros cabellos.

Amor y vino en las copas

antes que se marche el tiempo.

***

Mientras bebo, solo, a la luz de la luna

Un vaso de vino entre las flores:

bebo solo, sin amigo que me acompañe.

Levanto el vaso e invito a la luna:

con ella y con mi sombra seremos tres.

Pero la luna no acostumbra beber vino,

y mi perezosa sombra sólo sabe seguirme.

Festejemos, con mi amiga luna y mi sombra esclava,

mientras aún es primavera.

En las canciones que entono vibran rayos lunares;

en la danza que ensayo mi sombra se aferra y deshace.

Los tres juntos, antes de beber, holgábamos;

ahora, ebrios, cada cual va por su lado.

¡Regocijémonos muchas horas todavía,

en nuestro extraño festín inanimado,

para encontrarnos al fin en el Rio de las Nubes!

***

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